Incoherentes flamas ingieren vapuleadas;
son llamas de estipulaciones,
son llamas de verbos.
Son llamas de una vacua iniciación bajo los derrumbes de las vanidades.
Así, velas adquirían más treguas,
menos embistes;
así, velas adquirían más dilaciones,
menos percances.
El fuego, degollará, degollará cada vela hasta la plenitud de un ocaso incierto,
y su voz, silente, abrirá la osadía de flamas yugulantes.
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