Desalmaba una ruin perplejidad los unísonos,
los ápices,
y su frenesí arreciaba sienes de una tibia blasfemia.
Desalma un ruin perplejo su unísono,
su ápice,
y los frenesí arrecian sienes de tibias blasfemias.
Abriré, boquiabierto, abriré,
tan solo las desidias de un complejo dinámico arrullando trinos sin cuerpo.
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