Entonces

 

Brumas de hielo atisban vientos.

Rubor perpetuo, rubor intacto.

Nieve de sol arulla misterios.

Acecha parsimonias de máculas desposeídas.

Y la sangre, ese huésped de los letargos, avista ceses palaciegos.

Cuando un cardumen arrastra lúgubres acciones,

cuando un pez abre su abdomen exhalando respiraciones,

cuando un pescado riñe su mito con anzuelos de un solo filo.

Así los témpanos de misión atisban destinos desfigurados bajo la incesante megalomanía de ceños modificándose.

Entonces duermo, entonces percibo, entonces callo.