Peces azotan parajes inciertos;
coartando malevolencias insisten,
aminoran,
subyugan nimiedades fulgurosas.
Peces deploran antítesis de aguas fraguadas;
de tino, de misantropía, de silencio.
Cesantes movimientos halago ante la efervescencias de los claustros ahítos.
Entonces toco, entonces sumerjo.
Entonces percibo insanas elocuencias,
insanos goteos de una bienaventuranza oceánica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario