Irradia,
teme, sofoca y
desnaturaliza.
Adjetiva un prefacio
círculos abarcables;
merodea un circunloquio
tempranas osadías,
donde nada converge,
donde nada aguarda.
Es el primer vocablo de
insanas peripecias.
Es el primer ruido de
afrentas variables.
Es el minuto, es la
sílaba
donde carecen los
estropicios de agua moderada.
Y la península, y la
barbarie,
congojan desconsuelos de
rabia líquida.
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