Hinca el desahucie en
desalmados hallazgos.
Cuando piedras obstruyen,
se carboniza el vigor y
se derrite la espera.
Cada merma permite el
retraso,
y, ante pudorosos
encuentros,
animan permisivos
letargos.
La presa es fiel:
siempre comunica su
crepitación.
Y, ante pudorosos
encuentros,
cada razón es tautología
piadosa.
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