Mordían, los
precipicios, cautelas persuasivas.
Así anclaban dientes,
así cerraban mandíbulas.
Los escorpiones de la fe
intacta
envenenaban vértigos
y digerían
degollaciones.
Los reptiles de la
misantropía compulsiva
relataban dentaduras
y consentían regresos.
Así desenclava dientes,
así abre mandíbulas,
un mandato hacia la
plenitud de las superficies morando.
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