Se derrama la
consciencia,
se enardece el ámbito.
Se estimula la mancha,
se inician lustros de
piel aguada.
Cada retórica adolece
síntomas de carbón gris;
y, durante añares,
cada pensamiento echa su
cuota de anfibia molestia.
Sin razón, sin
preámbulo,
lo sofisticado derrota
sorpresivos mantenimientos,
sorpresivos divagues,
sorpresivos desmanes;
y, durante añares,
cada pensamiento retuerce
el mero desquite despertando.
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