Cada ensayo de sueño petula en
parpadeos;
cada figura ecuestre salta
hacia ese sonambulismo.
¿Y qué yo?
¿Y qué ese señuelo de vigilia
arrastrándome a contraluz?
¿Será un desquite de la noche
por no ocupar mi vaguedad?
¡No! Aterrado, marcho.
Marcho hacia la hiel, hacia el
novísimo:
marcho donde las clarencias
derraman sortilegios abrumantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario