Márgenes atiborrados sumergen el pleonasmo,
los vientos del arrobo constatan vísceras mordidas.
El pleonasmo rinde la sofocación,
el oxímoron atribuye adjetivos de volcánicos miramientos;
el pleonasmo migra su tedio de vasijas suturadas mientras el oxímoron relame su quebranto bajo los ejes de mermas inusitadas.
Atribuía sílabas bajo orfebres de oraciones inminentes,
atribuía ánforas, melancolizaba unciones;
mordía un dedal su arcilla paulatina.