Sujeta un diálogo.
Sujeta su estaño de hierro firme.
Sujeta su líquido también, descarnado, apócrifo y urgente.
Los enigmas de los argumentos pululan anfitriones de huéspedes añejos.
Sujeta un diálogo,
mientras pláticas inofensivas rumian la contextura de su pulmón delineado.
Expira un diálogo.
No sujeta, expira.
Expira un diálogo,
y su hallazgo demuele partos de un quiebre silábico.
Expira un diálogo.
No sujeta, expira hasta el principio de un monosílabo inocuo.
2 comentarios:
¡Tan brillante como siempre!
Un abrazo fuerte, Fede.
Diego
Gracias, Diego, tanto tiempo. Un abrazo y espero estés bien.
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