Elucubran antologías sus severidades redundantes.
Elucubra la voz, elucubran los sentidos.
Partículas de percances definidos sojuzgan antropologías de mareas escurridizas.
Pergeñan disecciones suturadas cada agujero decidiendo nombrarse timón;
acechanza, individualidad, fémur.
Así lava alusiones su finiquitud nombrable,
y mayores vértebras irrumpen una columna malevolente.
No erijo, no alzo, no conllevo;
no timbro, no aludo, no disuado,
cada hueso percibe su extrañez sobre la vocal de una consonante estupor.
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