Ahuecaba el síntoma una
misantropía gregaria.
Consultando, respuestas
de un profetizado ayer despertaban escasas.
Tiempo cónsul abigarraba
el presagio,
y, durante la exigüidad
de los durmientes,
paralelamente certificó
un percance.
Animó, detalló;
animó lujurias de
canibalismo figurado,
detalló funestas
consignas de un compromiso ahíto,
y, bajo la nieve de los
volcanes,
acicaló onirismos de
sucedáneas plegarias.
Despierto, duermo;
soñando, razono.
Despierto, duermo,
y mientras las alegorías
derraman su copa crepuscular.
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