Un segundo derrama
minutos de horas táctiles;
y el péndulo se acorta,
y toda víscera comulga
su razón de travesía monolítica.
Durante compromisos de
vanas ilusiones,
allegan serpientes de
calculadores vientres.
Y se asoman, y se visten,
y se permutan.
Cuando los timbres de los
colores llaman a cada árbol,
dilata cada víbora su
veneno incompasivo.
Dilatan sus vistas.
Dilatan sus presas
incipientes esa húmeda tierra dormitando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario