Oponía desenlaces en
tierras;
opuse un límite,
opuse radiaciones de
vientos tremebundos.
Cuando la misantropía
eufórica derrumbaba milagros,
cuando las agonías
frenéticas alumbraban amurallados tercios,
empleé una huella siendo
veleta,
marca,
incorporación contra
estatuillas desalmadas.
Y divisé, y
desentronicé,
y preludié un inicio
calmo en la herida de la sed mecánica.
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