Penumbras de un claro
cielo;
marchito rostro de
lejanas apariencias.
¡Clamás herir la
pérdida de un espasmo glorioso!
Penumbras de un terrestre
pavimento;
preguntarás antaño por
párpados sin lágrimas,
por deleites durante el
tenue percance,
por pronunciamientos
altaneros devaneando, ilimitarás valentías.
Penumbras sin viento.
¿Sos el día? ¿La
noche?
Y callás.
¿Serás la madrugada que
sin rocío descubre el fin?
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