En torno a los sujetos, un brío
cosmológico acertará impresiones vagas. Acertará diversidades,
acertará merodeos en sus frecuencias, en sus percepciones.
Cuando presagios de embustes paganos
arriban a cada uno, todos ven objetos en el mismo sitio, bajo los
mismos criterios, bajo el mismo rótulo. Y, tal vez, al presenciar lo
mismo, dirijan, sus conocimientos, un delgado rayo hacia sus arterias
coagulando.
Es que mantienen, entre ellos, la misma
frecuencia; deviniendo, así, un mismo dato para todos.
Pero al olvidar la pauta de cada uno de
ellos, la frecuencia muta. Admiran diferencias ante sí. Sin embargo,
aunque todos pueden recordar el unísono, admiten disimilitudes.
Pero aún así, ven un elemento
imparcialmente. Ven una puerta, ven su umbral, ven su color. Y la
cierran, impiden sus alternancias. Impiden el asombro.
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