Delante de él, la
personificación del dolor espera su cuerpo. Combina sidéricas hambrunas ante el
páramo de los desesperados.
Delante, el dolor se hace
cuerpo; y busca, y adviene, reclamando, más corporeidades hasta someterlas.
Rodeándolo, el dolor. Allana,
su materialización, movimientos para suspender consuelos y el derrame, la
caída, hacia el núcleo petrificándolo.
Rodeándolo, el cuerpo ya es
abastecimiento, mortalidad y devaneo obturante
nunca cediendo, sino agrupando, sino dando, mayores cerramientos
combatiéndolo esclavo.
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