Limpiará bosquejos
histriónicos quien no haya oído el canto de los truenos. Aguará sus dudas;
restregará su melancolía; vociferará su trino.
Quienes no hayan desprendido
sus altos suelos desde solares ocultos por nubes, desconocerán los relámpagos
de personas calcinantes. Quienes no hayan perdido siquiera una estrofa de los
párrafos muertos de los heridos de las tormentas vivas, ignorarán a quienes
caerán desde ellas. Solamente un atrio desenvuelve, entre montículos, un
espacio para los caídos; por más que reservasen, por más que solaparan, su
sangre intacta corrigiendo precipitaciones.
Entonces los truenos serán
gritos; entonces serán palabras de personas. Entonces los relámpagos serán
cuerpos; entonces serán figuras de personas.
Entonces, aquella lluvia
humana, desbaratará cien milagros por producirse. Entre ellos la visita de
algunos ángeles; y, más allá, la mezcla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario