Ante el término del universo,
lo abstracto redunda hasta eternizarse. Podría resguardarme y alertar; podría
irme hacia mí mismo nacimiento, aunque olvidara, por más que perdiese,
salutaciones como despedida.
Entre vaguedades, acuden
imágenes del sol acabándose, y del aire deshaciéndose. Pleitos sucumben frente
a irradiaciones del final, aunque cada estrella comenzara a caerse durante un
sinfín de cosmos desaliñados.
El sol se extinguió. La
oscuridad salió de su nido para acobardar millares de pájaros temiéndose.
Mientras el aire se expandía hasta perderse, mientras ese oxígeno mudaba a
líquido hasta acostumbrarnos acuosos.
Recuerdo el sol irse durante
la desolación de cada pulmón contrayéndose. El agua clara se pierde y, bajo la
determinación que permite solamente recordar, remembranzas quebradizas traen la
imagen de tu inmortalidad.
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