Sucedía a veces, sucedía durante
escaseces de improntas sanguíneas. Locuaces terminologías y peregrinos cambios
ante el devenir asediaban corruptas estirpes.
Existen variaciones de un mero
decir. No son terminantes ni apocalípticas aunque remitan a un solo destino.
Los afluentes de esas palabras hacen de cada noche un espasmo irradiando sobre
mantos de enjambres paganos. No confío en sus antípodas cuando lo dicho
significase otro desenlace; aunque sí, sí creo en sus variantes.
Las personificaciones de
sagrados artificios conocen un solo referente, una sola mención: su personaje.
Pero ante las raudas nomenclaturas de devaneos inexactos prefiero sus
incertezas, las rarezas que acorralan cuando simplemente conducen hacia lo
azaroso.
Dependen de nombres las
circunstancias cuando las referencias escasean. Y las gotas de los vientos
conducen hacia otros ámbitos, otros sitios que los elegidos. Entonces, redundan
los inciertos, y los azares se preparan caóticos hasta darse clarividenciales.
Depende cada sutil
incertidumbre ante la mención de títulos dignos y satisfactores mientras no
conduzca hacia lo sabido y común; sino hacia el verbo vivo de oraciones con un
epígrafe o destino desconocido.
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