Te devoraré,
agrio despertar en penumbras
raquíticas,
megalomanía de rientes
arbustos cosechando estropajos.
Grito sediento,
columnas de vidrio
desatornillándose bajo aquella plañidera cima.
Grito sediento,
consumiendo un corazón de agua
fría con ritmo espacial fingiendo ser prado en vez de lodo.
Gritar, callar;
la cuota de los atrios
devorará gritos ante los árboles del silencio.
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