Descarrila un andar frente a
la inminencia del ocaso,
se perturban las cuencas de
ojos adivinos en ver lunas sin calmas remanencias.
Las cirugías del terreno son
viscosas al entrenarse bajo penumbras,
y cada palma de manos
entumecidas da colores que disuelven las auroras.
¡Estoy ante el fin! ¡Ante la
oscuridad! ¡Ante los asombros!
Pero río:
¡no soy el único!,
soy quien espera entre caminantes
de noches sin trenes.
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