Refiero toda mi discordia a tu
ilusión,
cada arrebato me frena y cada
sosiego estremece paredes con pétalos de otras rosas.
Temo tu llegada, mi esfuerzo
por comprenderte,
así temo los abismos,
las vanidades,
los amenos criterios por
desdoblar este infinito hasta caerse.
Pero, según mi discordia te
frecuenta,
haré partirse cada
enfrentamiento y verte sin más que con un antojo.