Así de amplios conjuran un
abismo medible,
son, estos horizontes,
audibles quiebres de viril expresión.
A veces caminan y retroceden;
a veces caen y avanzan.
Entonces,
¡sos lo que veo!, lo que
entraño y volteo,
horizonte sin más,
¡sos lo que veo!, y nunca lo
que veré.