Con antojo de odiar, amé;
todo lo que supone bondad
requerida,
todo lo que una vez juzgué.
Con razón de amar, odié;
todo lo que encuadra pesares,
todo lo que enumera enojos
hartándome.
Odié el amar, y temí el odiar;
pero jamás temí odiar
pensamientos equivocados con aroma a sensación odiándome.